La vida de un padre de perro: 2 historias que nos llegan al corazón

Tener un perro no es sólo pasearlo, darle golosinas y jugar a las pelotas de tenis en el parque, es un viaje que cambia la vida... 

Por eso, en lugar de tomárnoslo a la ligera, queremos crear un espacio único y especial para quienes realmente entienden este vínculo, de modo que puedan compartirlo con nuestra comunidad.

Entró en mi vida (y se sentó como si fuera el dueño)

"No pensaba tener un perro. Entré en la protectora 'sólo para mirar' (mis amigos solían decir que tenía que traer algo de amor a mi vida...) y allí estaba él, ese chucho torpe y larguirucho con unos ojos demasiado grandes para su cara jaja y una cola que golpeaba salvajemente contra la pared de la perrera (omg, ¿te lo imaginas?). No ladraba, no saltaba.

Me miró como si ya me conociera, como si me conociera de otro sitio, no sé... Salí con una correa en la mano y un corazón cambiado para siempre.

Sólo... sé que ha sido la mejor decisión de mi vida".

- Jhon y Spike

Ha visto todas las versiones de mí...

"Conseguí a Max cuando tenía 22 años y estaba completamente perdida en la vida, y quizás él también lo estaba... Lo encontré durante un viaje (uno de tantos para encontrar un nuevo hogar), Max era muy pequeño y cabía perfectamente en mi mano... Hemos pasado por cinco apartamentos, una ruptura, dos trabajos y una fase de bigote muy cuestionable. Hemos vivido todas las aventuras (y las que están por venir), y Max ha aportado color y sonido a cada una de ellas.

Sinceramente hazme caso, si tienes la oportunidad, vete a una protectora y permítete tener toda esa alegría y pelo en tu vida.

Tener una conexión tan genuina es una de las mejores cosas que podría desear para otra persona".

- Carlos y Max

Hay algo sagrado en las pequeñas cosas que llevamos a nuestros perros con nosotros. Ya sea un juguete que destrozaron pero que no podías tirar o un recuerdo que significa más de lo que parece.